Estados Unidos contra Siria y el eje de la resistencia

Damasco, SANA

Con más de 80 mil soldados y 26 bases distribuidas en el Medio Oriente, Estados Unidos intensifica los ataques y presiones contra Siria y el eje de la resistencia al que se integran sobre todo Irán, Iraq y el movimiento libanés Hezbolá.

Los asesinatos del general iraní, Qassem Soleimani, jefe de las Fuerzas Quds (Jerusalén), Abu Mahdi Al Mohandes, de las milicias Kataeb Hezbolá y Tahsin Al Khafaji, de las iraquíes Hashad Al Shaaabi, ponen sobre el terreno que desde Washington y sus aliados occidentales y en la región, constituyen una prueba práctica en ese sentido.

Esos tres altos jefes encabezaron la resistencia contra y el combate a las organizaciones terroristas en Siria y Al Khafaji tenía a su cargo el Comando de Operaciones Conjuntas con Siria a lo largo de la frontera común.

En casi nueve años de respaldo a esta nación del Levante, hubo claros avances contra el Estado Islámico, Daesh en árabe, la Junta para la Liberación del Levante, otrora Al Nusra, y otros grupos extremistas como Ansar Al Din, Al Tawhih, Guardianes del Islam y el Partido del Turkestán.

Mientras el presidente estadounidense Donald Trump alardeó de la liquidación de Abu Bakr Al Baghdadi y la derrota del Daesh, desde el norte de las provincias sirias de Alepo y Hasaka y la base ilegal de Al Tanef, en el sureste fronterizo con Iraq, se protegía y apoyaba a las organizaciones extremistas a las que se sumaban las llamadas Fuerzas Democráticvas Sirias (FDS) y Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado a su vez por las tropas turcas asentadas en la zonas ocupadas ilegalmente en Alepo y Hsaka.

Las instalaciones militares estadounidenses

En la práctica, el Daesh se desplegó en pequeñas unidades en el desierto sirio de Al Badiya para atacar continuamente al Ejército sirio y sin acciones en contra de la coalición que lidera Washington en 12 bases e instalaciones , entre ellas las de Derik, Sabah Al Jayr, Tell Temir y la ya indicada de Al Tanef, las cuatro muy cerca del límite fronterizo sirio-iraquí.

El resto se sitúan en Ayn Issa, para abastecer a las FDS, Tell Semen, como centro de escucha e intercepción de líneas telefónicas fijas y móviles y Al Tabqa, desde la cual se extienden guarniciones militares estadounidense en campos petroleros de Deir Ezzor y Hasaka.

A todas estas se agregan las de Celebiye, Herb Hesk, Mishtenur y Sarrin, en las cuales fuerzas especiales de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, tienen sistemas de comunicaciones y equipamiento de tropas aerotransportadas y armamento pesado.

La falsa retirada de Estados Unidos fue en realidad una reubicación de fuerzas y por el contrario a medida que agudizaba las tensiones, incrementó sus efectivos que se estima pasa de dos mil nuevos soldados y oficiales.

Desde cada una de ellas, con datos y evidencias confirmados, se mantiene el apoyo logístico y de abastecimiento de todo tipo sustentados en más de 500 convoyes que entraron hasta la fecha, en los territorios mencionados.

Al mismo tiempo y como pretexto inquietante en la actual confrontación con Irán, Iraq y Siria, Washington mantiene en alerta a unos 20 mil efectivos en bases situadas en Jordania, Iraq, Kuwait, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Omán y en un evidente cerco militar a Siria.

La paz escamoteada

La situación real es dramática y muestra que Estados Unidos y sus aliados dan por descontado que los grupos terroristas ya no son una fuerza de choque esencial parta destruir Siria y acrecientan las tensiones con Irán e Iraq y escamotean cualquier otra gestión negociadora a partir de los formatos establecidos en Ginebra (Suiza), Astaná (Kazajastán) o Sochi (Rusia).

De otro lado y en activa conjunción, el régimen sionista de Israel actúa contra Siria, pone en alerta máxima sus estructuras militares, amenaza a Irán y desde el espacio aéreo de los territorios ocupados de Palestina y las Alturas del Golán continúa sus planes contra esta nación del Levante contra la cual ha desatado más de 200 ataques en los últimos dos años.

Pese a las discrepancias y algunos encontronazos con Turquía, que ocupa territorio sirio sin el consentimiento de Damasco, Estados Unidos junto a sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), mantienen 14 instalaciones militares de alto perfil en esa nación.

En las localidades turcas de Esmirna, Estambul, Ankara, Konya, Kurecic, Erhac y Diyarkaba, entre otras, existen la sede del Comando de Fuerzas Terrestres de la OTAN, Oficina para la Cooperación para la Defensa, de apoyo a la Coalición que lidera Washington, sistemas de misiles antiaéreos e infraestructura militar-industrial.

En las localidades turcas de Esmirna, Estambul, Ankara, Konya, Kurecic, Erhac y Diyarkaba, entre otras, existen la sede del Comando de Fuerzas Terrestres de la OTAN, Oficina para la Cooperación para la Defensa, de apoyo a la Coalición que lidera Washington, sistemas de misiles antiaéreos e infraestructura militar-industrial.

Incirlik, en particular, la mayor base de Estados Unidos en el Oriente Medio, reubica bombarderos B-52 y tiene al menos 50 bombas nucleares modernizadas tipo B 61-12, de acuerdo con denuncias de Beyazit Karatavo, vicepresidente del partido turco VATAN.

Por otro lado, el mediterráneo oriental es sitio geográfico, como recientemente el estrecho de Ormuz, del despliegue constantemente renovado de flotas navales estadounidenses, buques de Francia y Reino Unidos respaldados desde bases en Chipre, sur de Italia y Grecia.

Ese escenario de guerra demuestra que la paz no es una opción para Washington y sus aliados, por lo que Siria reafirma su resistencia a la agresión y requiere de un apoyo efectivo internacional a la sensatez mostrada por Rusia en la región, así como de un papel menos discreto y de mayor efectividad de la Organización de Naciones Unidas.

Por Pedro García Hernández  
Corresponsal de Prensa Latina en Siria.

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