SANA en Español
Damasco, SANA
De enero a la fecha, los ataques y presiones contra Siria aumentan de manera exponencial, en medio de la pandemia del coronavirus y con la participación directa de Estados Unidos, Israel, Turquía y buena parte de Europa Occidental.
Desde Washington son incrementadas las acciones militares, con continuos traslados de tropas y logística, el respaldo a los grupos extremistas de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y el control de zonas de petróleo y gas en las provincias de Raqqa y Deir Ezzor.
Aviones espías estadounidenses tipo Poseidón intensificaron vuelos de exploración cerca de las costas sirias para ‘evaluar’ no solamente las defensas antiaéreas de esta nación del Levante sino también las de la legal base rusa de Hemymin, establecida con la autorización de Damasco.
Al mismo tiempo, Turquía aumentó las tropas en el norte de Alepo, Hasaka e Idlib, último refugio organizado de los grupos terroristas y subió hasta 32 los puntos de control en esa región, en clara violación del acuerdo con Rusia de mantener solamente 12.
En consonancia con estos hechos, el régimen sionista de Israel lanzó el quinto ataque con misiles sobre el territorio nacional en lo que va de año, con los cuales pasan de 200 los ejecutados en los dos últimos años.
A esto se unen los incrementos de sanciones y del bloqueo económico, establecido desde el 2012 y que actualmente comprende a más de 100 entidades y empresas y una cifra similar de personalidades y dirigentes del país, las cuales incluyen cierre de cuentas bancarias, suspensión total de importaciones de insumos de todo tipo, en particular los necesarios para combatir la pandemia del Covid 19.
Esta inquietante realidad que sobrepasa cualquier tipo de líneas rojas- límites para las acciones bélicas en guerra no declarada formalmente- es simultánea a un constante barraje desinformativo para culpar a Siria y Rusia de ataques químicos con informes tergiversadores promovidos desde la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), según insistentes denuncias a nivel internacional.
Ningún medio de comunicación de Occidente o de varios países del Oriente Medio alude con transparencia a todos esos hechos y como el diario español El País y la agencia turca Anadolu, entre otros, dan por hecho la ‘culpabilidad’ de Siria, desconociéndose con insistencia el derecho soberano de esta nación a defender la soberanía e independencia.
Este aumento de ataques y presiones cuenta además, con la reciente colaboración de Jordania, cuyo Gobierno decidió prohibir toda ayuda humanitaria al campamento de refugiados sirios de Rubkan, ubicado en las cercanías de la ilegal base estadounidense de Al Tanef, en el triángulo fronterizo de Siria con Jordania e Iraq, con peligro inminente para la vida y salud de cerca de 40 mil personas.
De otra parte, se desvirtúa en el terreno de combate la presunta aniquilación por parte de Estados Unidos de organizaciones como el Estado Islámico, Daesh en árabe, cuyos efectivos continúan los ataques contra el Ejército sirio y la infraestructura en las vastas regiones desérticas de Al Badiya, en la provincia central de Homs.
Asimismo, sobre todo desde la zona de las Alturas del Golán, ocupadas por Tel Aviv, continúan dirigiéndose acciones subversivas y asesinatos selectivos de figuras políticas, dirigentes militares y de aliados de Siria, planificados por la colaboración conjunta de los servicios de inteligencia occidentales y de gobiernos de la región, según denuncian autoridades locales.
La actual realidad, en medio de una crisis mundial por el coronavirus y los precios constantes a la baja del petróleo, entre otros factores inquietantes, alejan cada vez más una salida negociada a la guerra impuesta a este país y que en casi 10 años provocó cerca de medio millón de muertos y mutilados, y pérdidas económicas superiores a los 400 mil millones de dólares.
Por Pedro García Hernández
Fuente: Prensa Latina
