Uruguay, donde el Che auguró la desigualdad hoy en Latinoamérica

Fue en Uruguay, donde Ernesto Che Guevara dejó siembra y país desde el cual mira desde el sur del continente, en el Cerro de Montevideo, donde una escultura de su efigie recibe hoy a quienes, entre más, le rinden homenaje.

Damasco, 9 oct (SANA) Varias pintas en paredes de Montevideo recuerdan el aniversario 55 de la desaparición física del comandante Ernesto Che Guevara, quien a nombre de la Revolución cubana dejó su impronta en esta país.

Resulta además la herencia en la que el hoy icónico referente revolucionario denunció a buen tiempo la dependencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) y los planes de Estados Unidos por aislar a la Revolución cubana.

En agosto de 1961 presidía el Banco Nacional y el Ministerio de Industrias de la mayor del las Antillas.

En tal condición representó a la ínsula caribeña en la conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Punta del Este, escenario preparado para aupar la denominada Alianza para el Progeso.

Resultaba entonces un programa de Estados Unidos (EEUU) para mermar la influencia creciente del proceso revolucionario cubano en su “traspatio”,

En aquel incipiente balneario al este de aquí, el entonces argentino-cubano denunció los métodos de dominación política y económica utilizados por EEUU y el carácter imperialista de la Alianza para el Progreso, en dos discursos memorables.

Esta Alianza es un intento de buscar solución dentro de los marcos del imperialismo económico, dijo entonces.

La Alianza para el Progreso, en estas condiciones, será un fracaso, sentenció en palabras corroboradas hoy, decenas de años después, cuando Naciones Unidas marca a Latinoamérica y el Caribe como la región donde rige la mayor desigualdad mundial.

En Uruguay los discursos del Che Guevara, y las transformaciones en Cuba, decidieron la posterior expulsión, por mandato de Washigton, de la organización panamericana.

Pero en el balneario uruguayo el representante cubano mereció entonces la hospitalidad del presidente del Consejo Nacional de Gobierno, Eduardo Víctor Haedo, quien lo recibió en su residencia La Azotea, Punta del Este.

La historia refiere que una multitud marchó hacia la Azotea de Haedo, hoy balcón emblemático además por aquel encuentro histórico, donde ambos estadistas compartieron el tradicional mate e ideas.

De aquella reunión aseguran que se atesora en algún depósito del Banco de la República el original manuscrito por el cual, con el desenfado de su tiempo, suscribió el insurgente visitante:

Para Haedo que aquí en Punta del Este ha comprendido el porqué de nuestra revolución y sabe “que hay que endurecerse sin perder la ternura jamás”.

Pese a tal cordialidad habría que remarcar que el Che Guevara fue un delegado disidente en aquella concurrencia panamericana, donde según registros predominaron discursos fatuos y existían peligros para el delegado antillano.

Solo un ejemplo, el 17 de agosto pronunció un discurso en el Paraninfo de la Universidad de la República (Udelar), donde fue ovacionado en varios pasajes de su intervención.

Finalizado el acto y después de que el Che se había retirado por la calle Eduardo Acevedo, un disparo de bala dio muerte al profesor e investigador Arbelio Ramírez.

Una semana antes,el 10 de agosto de 1961, el discurso del enviado de Fidel Castro estremeció, para bien o para lo contrario, a los delegados de la OEA convocados por el CIES.

Allí refutó la propuesta del presidente estadounidense John F. Kennedy, del 13 de marzo de 1961, (Alianza para el Progreso), sobre una inversión durante 10 años por 20 mil millones de dólares, que sería canalizada a través de agencias financieras multilaterales y el sector privado con la Fundación Panamericana de Desarrollo.

El Che anticipó el fracaso de este programa cuando denunció que el verdadero interés de Estados Unidos era combinar esa “ayuda” mediante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los Cuerpos de Paz para desplegarlos por América latina en contraposición a la revolución en Cuba.

El propósito, esbozó, era frenar los movimientos revolucionarios que respondían a reclamos sociales preteridos por décadas.

“Quedó demostrada la intención norteamericana de aislarnos; y quedó también, para los gobiernos, bien clara la impresión de que no es por el camino de las humillaciones, de la sumisión a los intereses de Wall Street, como los pueblos y los gobiernos pueden ir adelante”, dijo el delegado antillano.

“Hemos denunciado la Alianza para el Progreso como un vehículo destinado a separar al pueblo de Cuba de los otros pueblos de América Latina, a esterilizar el ejemplo de la Revolución cubana, y, después, a domesticar a los otros pueblos”, acotó investido con su uniforme contrastante con los embajadores de cuello y corbata.

Fue en Uruguay, donde Ernesto Che Guevara dejó siembra y país desde el cual mira desde el sur del continente, en el Cerro de Montevideo, donde una escultura de su efigie recibe hoy a quienes, entre más, le rinden homenaje.

Por: Orlando Oramas Leon
Fuente: Prensa Latina

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