Jugada geoestratégica.. Estados Unidos impulsa una ruta de la seda alternativa para complicar a China

Estados Unidos impulsa una ruta de la seda alternativa para complicar a China

Se venía negociando en secreto desde hace meses y se aprovechó la importancia política y comunicacional del G 20 para dar a conocer, en Nueva Delhi, un megaproyecto avalado por Estados Unidos que busca claramente rivalizar con la exitosa Ruta de la Seda china.

Si bien oficialmente se presentó como una obra que “impulsará el desarrollo, reducirá los costos, generará empleos y facilitará la integración económica entre Asia, el Golfo Arábigo y Europa”, a nadie se le escapa que se trata de una meditada jugada geoestratégica de Washington ante el imparable crecimiento de la importancia de Beijing.

Damasco, 18 sep (SANA)  Se venía negociando en secreto desde hace meses y se aprovechó la importancia política y comunicacional del G 20 para dar a conocer, en Nueva Delhi, un megaproyecto avalado por Estados Unidos que busca claramente rivalizar con la exitosa Ruta de la Seda china.

El 9 de septiembre, en un evento paralelo a la Cumbre del G 20, los líderes de EEUU, Francia, Alemania, Italia, la Unión Europea (como entidad), India, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Jordania e “Israel” anunciaron una iniciativa transcontinental que busca conectar, a través de vías marítimas y terrestres a India, Oriente Medio y Europa.

“Hoy, estoy orgulloso de anunciar que hemos terminado un acuerdo histórico”, dijo el presidente estadounidense Joseph Biden en Nueva Delhi, al anunciar la iniciativa denominada “Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa” (IMEC por sus siglas en inglés).

Si bien oficialmente se presentó como una obra que “impulsará el desarrollo, reducirá los costos, generará empleos y facilitará la integración económica entre Asia, el Golfo Arábigo y Europa”, a nadie se le escapa que se trata de una meditada jugada geoestratégica de Washington ante el imparable crecimiento de la importancia de Beijing.

Este objetivo tiene dos caras. Una, recuperar el dominio estadounidense sobre Oriente Medio y Asia Pacífico y la otra, neutralizar la progresiva influencia china en esa región. En abril pasado, el presidente Xi Jinping obtuvo un trascendental éxito diplomático al lograr que dos rivales históricos y potencias petroleras de Oriente Medio -Arabia Saudita e Irán- pusieran fin a sus hostilidades y reanudaran relaciones. Esto se suma a la inclusión de los sauditas que, como Argentina, serán parte de los BRICS a partir del 1º de enero de 2024. Estos logros son intolerables para EEUU no sólo por tratarse de una zona que siempre respondió a sus dictados sino porque involucra a uno de sus mayores aliados (Arabia Saudita) y a un país que busca castigar con el ostracismo (Irán).

En cuanto a Asia-Pacífico, el plan de EEUU contra China incluye elevar el papel estratégico de India aprovechando -como opina el analista estadounidense Andrew Korybko- su condición de “estado pivote” en el Sur Global. India tiene históricos conflictos fronterizos con China. Es además uno de los cinco países del grupo BRICS original, es la quinta economía mundial y, actualmente, una de las naciones de mayor crecimiento económico. Como nombrar es dominar, EEUU ha revelado sus actuales intenciones geoestratégicos en la zona, rebautizando la región de Asia-Pacífico como Indo-Pacífico.

Nuevas hegemonías, nuevas rutas

El “Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa” constará de vías terrestres y marítimas desarrolladas en dos tramos separados. El primero unirá India con Arabia Saudita y desde allí se expandirá a Oriente Medio. El segundo, partirá de Arabia Saudita y terminará en Europa. El IMEC prevé la construcción de extensas redes ferroviarias y puertos. En paralelo a las rutas de ferrocarril se extenderían tubería para la exportación de hidrógeno verde y cañerías de transporte de electricidad y conectividad digital.

 Luego del anuncio del sábado 9, se concretó el primer paso con la firma de un memorándum de entendimiento entre el príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salmán y el primer ministro indio, Narendra Modi, el lunes 11 de septiembre. “Hoy estamos trabajando en oportunidades futuras”, dijo el príncipe Salman al ser entrevistado por un canal de televisión internacional. “Está claro que requiere un trabajo diligente para convertirlo en una realidad”.
El proyecto parece estar verde. Hubo anuncios, pero no trascendieron detalles sobre cómo se financiará ni cómo se implementará. El memorándum se limita a declarar objetivos y buenas intenciones. Según informó Amos Hochstein, asesor principal de Biden para planes de infraestructura, ahora los países firmantes deberán crear, en los próximo 60 días, grupos de trabajo para desarrollar un plan de acción detallado con un cronograma realista para su ejecución.

No es casualidad que el IMEC se diera a conocer durante la cumbre del G20 (en la que estuvieron ausentes los presidentes de Rusia y China). Hay dos hechos significativos que Estados Unidos busca opacar. El primero es una celebración que tendrá lugar en octubre en China. El presidente Xi convocará a una cumbre para festejar los diez años del día en que presentó esa prodigiosa iniciativa de infraestructura denominada La Franja y la Ruta y popularmente mencionada como “la nueva ruta de la seda”.

El segundo es la reunión de los BRICS que tuvo lugar hace pocas semanas y en la que se anunció la incorporación de seis países, entre ellos Argentina. Esta expansión abrió enormes expectativas sobre un trascendental cambio del balance del poder mundial a favor del Sur Global. Luces rojas de alarma se han prendido en Washington ante esta nueva señal de que el unipolarismo ha desaparecido de manera irreversible.

Por Telma Luzzani

Fuente: el destape

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