Maradona, el fútbol y Fidel

Allí, en la isla rebelde, Diego tuvo toda la asistencia médica y científica que requería. Además, el pueblo lo acogió con todo el amor que necesitaba para sobrellevar aquel duro momento, relata Ferrer.

Damasco, 25 nov (SANA)   La llegada de noviembre y de la Copa Mundial de Fútbol hacen imposible que en Argentina no se piense en Diego Armando Maradona (1960-2020), a quien tuvo que despedir hace dos años.

El 25 de noviembre de 2020, la noticia del fallecimiento del Pibe de Oro, poco después de cumplir los 60 años de edad, enlutó a este país y a los amantes del deporte en el que brilló e hizo soñar a millones de seguidores en todo el mundo.

Ahora que la cita de Qatar acapara titulares, su nombre es mencionado con mayor frecuencia, no solo por los analistas, sino por los hinchas de la albiceleste, quienes aseguran que D10S los acompaña desde arriba y evocan la victoria de 1986.

Hace 36 años, Argentina le arrebató la copa a Alemania (3-2) en un mundial histórico en México, donde Maradona anotó, en cuartos de final contra Inglaterra, dos de sus goles más conocidos, uno de ellos catalogado como el mejor del siglo XX.

A Fernando Signorini, su preparador físico y amigo, los recuerdos se le agolpan.

Viví muchos años con él, compartiendo mañana, tarde y noche, y de pronto hay un vacío increíble porque llenaba de vida y hacía imborrable cada momento. Fue un tipo muy especial. No nació para ser explicado, sino para ser admirado, aseguró el profesor en declaraciones a Prensa Latina.

Algunos lo amaban y otros lo despreciaban. Lo último ocurría porque hay mucha gente que no soporta que los chicos que salen de condiciones precarias puedan convertirse en personas tan famosas e influyentes, añadió.

Asimismo, señaló que Maradona fue un reivindicador de su clase, a la que nunca renunció.

Tampoco soportan su amistad con el líder histórico Fidel Castro (1926-2016) ni su amor por Cuba y su Revolución. Eso les sienta mal a varios, sobre todo, a los insensibles y a quienes hablan sin conocer en profundidad todo lo que representó ese proceso para Latinoamérica y el mundo, sentenció.

VALOR Y HONRADEZ

Por esas raras coincidencias cuya explicación no es necesario buscar, Maradona y Fidel fallecieron el mismo día, aunque con cuatro años de diferencia.

Signorini fue testigo de su primer encuentro en La Habana, el inicio de lazos que se fortalecieron con el tiempo.

Me acuerdo que Fidel, que era enorme, lo abrazó y Diego dejó de verse por un momento. Maradona sentía por él un respeto muy grande. Creo que le hubiese gustado ser su hijo, no me cabe ninguna duda, indicó.

El profesor expresó su profunda admiración y afecto por Cuba, país al que asegura querer volver siempre y que está necesariamente ligado a las vivencias con el astro argentino.

Según narra el periodista Julio Ferrer en su libro Maradona, fútbol y política, la primera visita del jugador a la isla caribeña tuvo lugar en julio de 1987, cuando viajó junto a Signorini y parte de su familia para recibir el premio al Mejor Deportista Latinoamericano, ganado en la encuesta de Prensa Latina.

Tras conocer al líder de la Revolución cubana, expresó: “Dicen que él arrancó con 12 hombres y tres fusiles en la Sierra Maestra y ahora me doy cuenta de por qué ganó: tiene una convicción de hierro. Fidel Castro es una personalidad difícil de olvidar. Es una historia viviente. Yo defiendo mi fútbol como él a su pueblo”.

Ese año comenzó la amistad entre dos personalidades únicas que quedó reflejada en misivas, muestras de apoyo y en los lazos entre ambos países.

En 1993 el Comandante en Jefe le escribió: “Te agradezco profundamente tan amables expresiones públicas de cariño y solidaridad con nuestro pueblo y su ardua lucha. Nos estimula saber que hay gente como tú a lo largo de todos los países de lo que José Martí (1853-1895) llamó Nuestra América”.

Reconoció el valor y la honradez de quienes dicen “lo que sienten hacia Cuba y la Revolución, en momentos en que se concierta contra nuestro país una gigantesca campaña de calumnias y desinformaciones con el propósito de aislarnos y distanciarnos de nuestros hermanos”.

En la carta, el líder cubano, quien había recibido una camiseta de Maradona como regalo, le comunicó su intención de entregarla al Museo de Historia del Deporte.

Será para nuestro pueblo un objeto extremadamente preciado por lo que representa como testimonio de afecto para los cubanos de parte de una de las personalidades deportivas más relevantes de nuestra época, señaló.

Además de la habitual correspondencia, ambos volverían a encontrarse en varias oportunidades y el Pibe de Oro acudiría también a esa nación para ser atendido por sus especialistas y someterse a tratamientos contra la adicción.

FIDEL, EL MÁS GRANDE DE LA HISTORIA

Allí, en la isla rebelde, Diego tuvo toda la asistencia médica y científica que requería. Además, el pueblo lo acogió con todo el amor que necesitaba para sobrellevar aquel duro momento, relata Ferrer.

Años después, en una misiva dirigida al dirigente cubano, Maradona afirmó: “Si algo aprendí contigo a lo largo de años de sincera y hermosa amistad, es que la lealtad no tiene precio, que un amigo vale más que todo el oro del mundo, y que las ideas no se negocian”.

Tras conocerse la muerte del líder revolucionario, el 25 de noviembre de 2016, el deportista confesó a la prensa: “Me agarró un llanto terrible porque fue como mi segundo padre”.

“Se fue un grande, no tengan dudas. Fidel deja una herencia clara y bella que no podemos traicionar. Quien supone que su muerte debilita a Cuba se equivoca”, afirmó en otra oportunidad.

Tras arribar a La Habana para asistir al funeral del entrañable amigo, Maradona destacó el legado de Fidel, y reiteró su respeto y admiración por él y la mayor de las Antillas.

Yo soy el representante argentino que vino a despedirlo. Les pido perdón porque tenemos un presidente (Mauricio Macri) que no sabe absolutamente nada y no entiende que Fidel es el más grande de la historia, declaró a la televisión de la isla.

Soy un soldado, estoy para lo que necesite Cuba. Ustedes me dieron amor en mi enfermedad. Le debo a Fidel poder levantarme en las mañanas y practicar deportes. Daría todo mi cuerpo por esta bandera, por este país, por él y el Che (Ernesto Guevara), aseguró.

Por Glenda Arcia
Fuente: Prensa Latina

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