Las razones detrás de las peticiones de Zelenski a la OTAN

El hecho de que la OTAN brinde apoyo militar a Ucrania pero no se involucre de lleno en el conflicto contra Rusia podría tomarse como una especie de “doble cara”: por un lado, no le conviene adentrarse en las tensiones porque se pondría en juego todo el sistema de seguridad internacional y se enfrentaría directamente con Rusia. Por el otro, tampoco puede desligarse completamente del conflicto porque eso llevaría a la organización a perder legitimidad como el brazo armado de Occidente.

Damasco, 2 oct (SANA) El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha sido insistente en sus deseos de que Ucrania se adhiera al brazo armado de Occidente: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sin embargo, países como Estados Unidos y Alemania consideran que no sería lo más pertinente.

La eventual adhesión de Ucrania a la alianza atlántica modificaría el mapa geopolítico mundial y las tensiones en Europa del Este podrían crecer hasta un conflicto nuclear a gran escala, poniendo en peligro a la población europea e incluso mundial.

Esos son los riesgos principales que observan expertos consultados por Sputnik. Sin embargo, también notan que, detrás de las peticiones de Zelenski a la OTAN, se esconden dos intenciones políticas muy claras por parte del mandatario ucraniano: legitimar su deteriorada imagen y exacerbar los sentimientos nacionalistas en momentos en que los territorios de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporozhie ya forman parte de la Federación de Rusia, según los resultados de los referendos celebrados la semana pasada.

“La petición de ingreso rápido de Ucrania a la OTAN puede ser interpretada como una respuesta nacionalista que busca mantener la legitimidad, bastante mermada, de un presidente como Zelenski, quien, recordemos, llegó a la Presidencia de Ucrania con un discurso nacionalista y después de actuar en una serie televisiva, en la que se presentó como un profesor de historia que se convierte en presidente en defensa de su propio origen. Zelenski busca mantener esta posición nacionalista frente a un conflicto en el que no está logrando afianzar territorialmente a su país”, observa en entrevista con Sputnik Irwing Rico, internacionalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experto en Seguridad y Militarización en el Sistema Global.

Tampoco se puede dejar de lado que la imagen del mandatario de Ucrania se ha visto severamente mermada a nivel internacional por actitudes que han sido tildadas de “frívolas”. Ejemplo de ello, dice el especialista, fue cuando Zelenski y su esposa decidieron posar para la revista Vogue, en un set de tanques y despojos de la guerra, como si se tratase de una película de Hollywood y no de un conflicto real.

“Y no sólo eso. Algunos de sus discursos parecen muy amarillistas o sensacionalistas en los términos del conflicto que se está viviendo [entre Rusia y Ucrania]”, asegura el analista geopolítico.

Ucrania en la OTAN: ¿realidad o utopía?

Los líderes de la OTAN han manifestado desde hace siete meses que están del lado de Kiev y que mantendrán su apoyo militar y económico al ejército ucraniano. Sin embargo, la alianza no se ha involucrado directamente en el conflicto porque esto representaría un enfrentamiento directo con Rusia, algo que no consideran muy prudente desde los altos círculos de poder de Estados Unidos o Alemania, por ejemplo.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo el 30 de septiembre que la candidatura de Ucrania a la OTAN debería considerarse posteriormente: “Nuestra opinión es que la mejor manera de apoyar a Ucrania es de forma práctica sobre el terreno y que el proceso [de adhesión a la OTAN] en Bruselas debería abordarse en un momento diferente”.

El Gobierno de Zelenski, sin embargo, tiene la urgencia de que su país se una a la alianza militar occidental para tener una mejor posición frente a Moscú. Los estatutos de la OTAN —específicamente el articulo quinto— indican que, si un Estado miembro es atacado, esa agresión será interpretada como un ataque a todo el bloque y no sólo a una nación.

“Zelenski confía en que los 30 miembros de la OTAN acepten su ingreso, y esto implicaría el enorme respaldo militar que le puede dar [Occidente] a Ucrania para darle un giro a este conflicto. Pensemos en que Zelenski toma sus decisiones sabiendo que se está enfrentando a un gigante y a una superpotencia en muchos sentidos, no sólo nuclear”, asegura en entrevista con Sputnik Sandra Kanety, académica del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM y creadora del proyecto de investigación Resonancias de la militarización en la seguridad humana del siglo XXI.

Una de las fortalezas de Rusia a nivel diplomático es que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) —junto con China, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido— y tiene derecho de veto. Además, dice, tiene un arsenal militar y nuclear considerable y es una potencia en crecimiento sostenido.

“Aunque el secretario de la OTAN ha dicho que cualquier democracia de Europa tiene derecho a pedir su adhesión a la organización, hay un proceso por el cual se tiene que pasar. La petición debe ser respaldada, en consenso, por los 30 aliados de la OTAN. El secretario dice que están abiertos a agregar a cualquier país europeo que cumpla los estándares, pero también ha dejado ver que esta adhesión no sería tan sencilla. Finalmente, no se comprometió a una respuesta inmediata. Esto revela que a la OTAN quizá tampoco el convenga tanto adherir a Ucrania”, comenta Kanety, quien ha dictado conferencias sobre seguridad y relaciones internacionales en España, Cuba, Brasil y Rumanía.

¿Por qué a la OTAN le conviene el conflicto en Ucrania?

La alianza atlántica fue creada en 1949, en tiempos de Guerra Fría, para detener el supuesto expansionismo de la extinta Unión Soviética y sus ideas comunistas. Desde entonces, se ha convertido en la principal organización militar de los países occidentales, y ha sido liderada, principalmente, por Estados Unidos y Reino Unido.

Uno de los reclamos de Rusia es que la OTAN es una organización caduca, ya que el bloque soviético ya no existe y el comunismo es un sistema de producción prácticamente inexistente. Para el Kremlin, la OTAN ha emprendido, desde la década de 1990, un proceso expansionista que busca desestabilizar y cercar las fronteras rusas. Sin embargo, la comunidad internacional, en foros como la ONU, ha hecho poco caso a este tipo de reclamos.

El hecho de que la OTAN brinde apoyo militar a Ucrania pero no se involucre de lleno en el conflicto contra Rusia podría tomarse como una especie de “doble cara”: por un lado, no le conviene adentrarse en las tensiones porque se pondría en juego todo el sistema de seguridad internacional y se enfrentaría directamente con Rusia. Por el otro, tampoco puede desligarse completamente del conflicto porque eso llevaría a la organización a perder legitimidad como el brazo armado de Occidente.

“Es por ese motivo que la OTAN debe jugar discursivamente: sí apoyo a Ucrania, pero no entro a la confrontación directa. De hecho, la OTAN nunca se ha planteado un enfrentamiento directo con Rusia, ni siquiera en el siglo XX durante la Guerra Fría. Además, hoy la OTAN tiene mucha menor capacidad bélica y armamentística que antes.
También tiene menor legitimidad social y política. Su discurso de la doble cara es un discurso que debe promover para que se mantenga vigente la propia existencia de la OTAN”, analiza Irwing Rico.

Desde el punto de vista de Kanety, a la alianza atlántica sí le conviene agregar a Ucrania a su organización, pero no en este momento. Incluso recuerda que se han sumado Estados que, en su momento, formaron parte de la Unión Soviética.

“Uno de los pilares del sistema capitalista es la militarización. Sin la militarización, el sistema capitalista no podría funcionar. Eso explica por qué la OTAN forma parte de todo un aparato de militarización a nivel global que se ve altamente beneficiada. Es una superviviente de la Guerra Fría. Echar leña al fuego en Ucrania es altamente redituable para los Estados miembros y, también, para las empresas que fabrican armamento y equipo militar.
Entre las 10 empresas poderosas más importantes en la producción de armas, hay al menos unas seis estadounidenses y otras europeas que tienen vínculos y negocios importantísimos con los Gobiernos de Estados Unidos, del Reino Unido y de Francia”, concluye Kanety, quien también es autora de la investigación Análisis de la sociedad internacional: hacia el orden mundial del siglo XXI.

Fuente: Sputnik

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