Jerusalén ocupada, SANA
Ante la impotencia de la comunidad internacional y el absoluto apoyo estadounidense, la ocupación israelí intensifica sus ataques contra la ocupada ciudad de Jerusalén, poniendo los lugares sagrados islámicos y cristianos ante la judaización.
El último intento de judaización tuvo lugar en la víspera, donde la ocupación demolió la mezquita de Um Qussa en la zona de Msafer Yata, al sur de Hebrón en Cisjordania, como parte de una sistemática política de judaización de la Sagrada Ciudad y la eliminación de cualquier presencia palestina allí.
“Este acto es un crimen de guerra, un ataque flagrante contra los lugares sagrados de Palestina ocupada y una violación flagrante de la lista de crímenes israelíes contra los lugares santos”, citó la agencia WAFA al Ministerio palestino de Asuntos Religiosos en su comentario sobre la demolición de la mezquita Um Qussa.
En el mismo contexto, el Consejo Nacional Palestino reafirmó que los crímenes de la ocupación israelí contra los lugares santos en Palestina ocupada constituyen una violación flagrante de las resoluciones de legitimidad internacional.
Instó a la comunidad internacional a que responsabilice a la entidad ocupante y que tome lo necesario para salvar a Jerusalén y sus lugares sagrados.
La ocupación israelí acelera la imposición de sus planes contra la ciudad de Jerusalén, aprovechando el paraguas del apoyo estadounidense y la ocupación del mundo en el enfrentamiento a la pandemia del nuevo Coronavirus en un intento de imponer hechos sobre el terreno, incumpliendo todas las leyes, resoluciones y llamamientos internacionales.
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