Damasco, SANA
Desde Camp David, el llamado Acuerdo del Siglo y los actuales con Emiratos Arabes Unidos (EAU) y Báhrein, Estados Undios y el régimen sionista de Israel logran contribuir al desvanecimiento de la unidad del mundo árabe.
En particular, tales objetivos están dirigidos al desmantelamiento de Siria como Estado, la única nación del Oriente Medio que ha resistido por casi 10 años, una guerra impuesta y sin precedentes en la región.
El 17 de septiembre de 1978, con sede en territorio estadounidense, los objetivos firmados en Camp David fueron uno a uno, incumplidos porque Israel no se retiró de los territorios ocupados, continuó los asentamientos ilegales y escamoteó la creación de un estado palestino.
Entre esa fecha y hasta la actualidad, se sucedieron la guerra en El Líbano, la resistencia palestina fue sometida a una real división entre sus miembros y las presiones contra Siria se intensificaron, lográndose una ruptura evidente en el seno de la Liga Arabe, fundada en 1945.
A ese desvanecimiento de la unidad entre las naciones árabes, contribuyó con particular ‘eficacia’ la labor de los servicios de inteligencia estadounidenses, y el Mossad israelí en sistemática coordinación con sus homólogos de las antiguas potencias coloniales como Francia y el Reino Unido.
Tahseen Al Halabi, jefe del Centro de Estudios Israelíes en Damasco, es uno de los analistas que sostiene tal criterio y precisa que desde siempre trabajaron por espiar, corromper o asesinar a líderes y agrupaciones que mostraron posiciones en pro de la independencia y soberanía.
‘Ees es un método de trabajo que aplican y perfeccionan para promover escándalos de carácter moral y chantajear’, subraya en entrevista con Prensa Latina y añade que figuras encargadas de esas tareas fueron y son, entre otros, Robert Fischer y Jeffrey Epstein, fallecido por suicidio en 2018 tras ser acusado de tráfico de menores, explotación sexual y fraudes fiscales.
Fischer, en la actualidad un ‘asesor discreto’ de la economía en Washington con doble nacionalidad estadounidense- israelì, fue entre 2005 y 2013, gobernador del Banco Central de Israel y entre el 2014 y 2017, vicepresidente de la Reserva federal de Estados Unidos., antes se desempeñó como economista en jefe del Banco Mundial.
A tales datos, que corroboran lo expuesto por Al Halabi, se une el hecho de que Fischer es un activo miembro del Grupo Bilderberg, una entidad al servicio de los poderes políticos y económicos occidentales y en cada caso, fue propuesto a esos cargos por Ariel Sharon, primer ministro israelí entre 2001 y 2006 y el que fuera ministro de Hacienda, Benjamín Netanyahu.
Al Halabi indica que desde siempre, esos elementos, incluído otro exprimer ministro israelita como Ehud Barat, al frente la entidad Carbyde con sede central en Silicom Valley, California, socavan la unión árabe, promueven los ataques contra Siria y las aparentes y encontradas posiciones políticas entre EAU, Bahrein, Arabia Saudita o Qatar, entre otros.
El reflejo de tales acciones desde Camp David, pasando por el Acuerdo del Siglo o los actuales con EAU y Bahréin, es en la realidad, un claro proyecto desestabilizador, mezclado con las pálidas acciones de la Liga Arabe, cuya mayoría de miembros, expulsó a Siria, estado fundador, en el 2012.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, recoge ahora criterios como los de Alexander Haig, exsecretario de Defensa , quien desde 1986 calificaba a Siria como la principal ‘promotora del terrorismo en el Oriente Medio.’
Desvanecer al mundo árabe, desunirlo y lanzar a pelear entre sí a sus gobiernos, es un objetivo de larga data de la alianza de Israel y Estados Unidos, y Siria, pese a las continuas fake news y tergiversaciones mediáticas, entre un intenso bloqueo y ataque militares.
En ese sentido, el presidente sirio Bashar Al Assad, afirmaba en el 2013 al diario alemán Frankfurter Allemeine Zeitung, un criterio de vigente actualidad: ‘La política no depende del amor o del odio, sino de los intereses.’
Por Pedro Garcia Hernandez
Fuente: Prensa Latina