19 años después del 11-S, la lucha antiterrorista es la coartada de Washington para lanzar guerras

Damasco, SANA

A pesar de transcurrirse casi dos decenios desde los ataques del 11-S en EE.UU., varios países alrededor del mundo continúan pagando las consecuencias de la falaz mentira (combate al terrorismo) tomada por Washington como coartada para desatar guerras e interferir en los asuntos de otros países y saquear sus recursos.

Las medidas y leyes legisladas con el pretexto de la “lucha antiterrorista”, una artimaña inventada por Washington a raíz de los ataques del 11 de septiembre de 2001 para robar los recursos de los pueblos y destruir a estados independientes que hacen frente a su agenda colonialista, cambiaron los contextos a nivel mundial pues EE.UU. lanzó guerras y campañas militares contra estados soberanos como Afganistán e Irak.

El término “guerra contra el terrorismo” ha consolidado el intervencionismo militar como trayecto político de EE.UU. por lo cual las invasiones y expediciones militares se han convertido en una norma para Washington cuando quiere lograr determinados objetivos o ambiciones expansionistas.

El mismo término se ha convertido en una coartada en manos de las sucesivas administraciones estadounidenses para acallar a los protagonistas internacionales, inclusive la ONU y el Consejo de Seguridad, y lograr sus pretensiones con el apoyo de potencias occidentales cómplices. Esto sucedió cuando la agresión norteamericana sobre Irak en 2003 pues la administración del entonces presidente George Bush usó la coartada de las “armas de destrucción masiva” que después se demostró ser una mentira insolente.

La misma teatralería se repitió después en agosto de 2014 con la formación de la “Coalición Internacional” bajo conducción de Washington con el pretexto de combatir el terrorismo de Daesh en Siria e Irak, pero detrás de esto había agendas camufladas y objetivos ocultos.

Muchos analistas confirman que la ocupación de Afganistán y la invasión de Irak tenían como objetivo posterior hacer pasar los planes yanquis para configurar un nuevo mapa geopolítico y nuevas fronteras y equilibrios en Oriente Medio y el mundo.

Muchos libros han sido publicados sobre lo ocurrido el 11 de septiembre demostrando el involucramiento de servicios de inteligencia estadounidenses y occidentales en los ataques para favorecer objetivos expansionistas y lograr intereses políticos y económicos.

Al cabo de dos decenios revisando los hechos se puede concretar que el drama de la “guerra sobre el terrorismo” facilitó a EE.UU. una cabeza de puente para implementar sus planes en Siria, Libia y Yemen.

RSH/RR

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